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Jabón de rosa y limón, inspirado en el lujoso jabón del Titanic

El jabón tiene una larguísima historia. Desde sus orígenenes en la antigüedad representa a menudo la esencia de los distintos lugares del planeta y en su creación se ha ido transformando dando lugar a multitud de variantes y creando auténticas leyendas.

Me encanta investigar, y cuando leí sobre éste jabón, tuve que llegar hasta el fondo.

Se trata del jabón Vinolia, el jabón que se ideó especialmente para la inauguración del famoso Titanic y que ofrecían en los camarotes de primera clase. Un jabón delicado, del que hablaban maravillas. Se decía que tenía un aroma delicado a rosa y limón y que dejaba la piel suave e hidratada; que estaba hecho con los mejores aceites, que lo convertían en un producto refinadísimo para la época.

Hasta entonces, los jabones en pastilla eran en su mayoría muy agresivos (se realizaba una saponificación con una cantidad alta de sosa caústica), por lo que se utilizaban para las manos o para un lavado muy profundo, pero no para el cuerpo.

Cuando se hundió el Titanic, ovviamente se hundieron con él todas aquellas fantásticas pastillas de jabón. Quién sabe las historias que protagonizó… El caso es que por un tiempo su historia se perdió en el fondo del mar. Pero la fórmula no se perdió, y al cabo de un tiempo la compañía Vinolia recuperó la fórmula y volvió a ponerlo en el comercio. Hoy en día se sigue vendiendo, aunque la fórmula ha cambiado.

Investigando sobre jabones antiguos lo más probable es que la fórmula original llevara grasa animal (ovina o bovina) y algún derivado del petróleo, además de aceites de oliva y ricino.

Mi versión del jabón Vinolia

No utilizo nunca grasa animal en los jabones, aunque dan jabones muy buenos es algo que prefiero evitar. EL aceite de palma también prefiero evitarlo por sus implicaciones ambientales y sociales, aunque lo he utilizado alguna vez y siempre utilizando aceite RSPO, es decir, de producción sostenible ecológica certificada. Quería recrear de alguna forma este jabón histórico, así que más que una versión, hice un «jabón homenaje». Para obtener un buen jabón es necesario usar aceites con un alto contenido en grasas saturadas, y con una combinación de ácidos grasos equilibrados para que el jabón sea lo sufucientemente duro, espumoso y delicado para la piel. Por ello decidí utilizar una fórmula con aceite de oliva, aceite de coco, aceite de aguacate, karité y ricino. El aroma es espectacular, para ello he utilizado una sinergia de aceites esenciales de palmarosa, palo de rosa y limón principalmente.

Para recrear el mar, he utilizado dos colores en forma de olar (en color azul), manteniendo en el resto del jabón el color claro original natural de los aceites. El sello es el símbolo del agua, la esencia del Titanic.

FInalmente, lo decoré con petalos de rosa.

¡Espero que os guste!

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